Por: Claudia Alamo | La Tercera
El cientista político sostiene que “pareciera que nadie se hace la pregunta de cuál es el interés del gobierno”. Agrega que mientras el PC está en “una lucha fratricida” por los 50 años con el PS, el Frente Amplio está dividido “a muerte” por el lío de platas de los convenios. “Aquí están operando intereses particulares todos los días”, concluye.
No hay dos voces: el oficialismo está atravesando tal vez el peor momento desde que asumió el gobierno hace un año y medio.
“La situación es súper complicada”, afirma Alfredo Joignant, cientista político que conoce bien la cultura política de la izquierda chilena.
A su juicio, hay dos crisis que están sucediendo de manera simultánea. La primera, es la gatillada por el llamado “caso convenios” y que tiene en el centro de la polémica a Revolución Democrática, uno de los partidos eje del Frente Amplio.
Y la segunda, sostiene Joignant, es la crisis que se desató en torno a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado y que terminó con la polémica renuncia de Patricio Fernández, el asesor designado por el Presidente de la República para esa misión.
“Lo increíble es que aquí no hay protagonismo de la derecha –añade-. Son crisis totalmente autoinducidas, como si a este gobierno le sobrara tiempo y energía para enfrentar estas dos situaciones. La verdad es que tenemos un problema mayúsculo”, señala este sociólogo e investigador de la UDP.
-¿Y cómo afectan estas crisis a la figura del Presidente Gabriel Boric? ¿Lo debilitan?
-No hay duda que el Presidente está debilitado. Pero hay dos causas de desigual profundidad. La primera es un debilitamiento por las evidentes divisiones de sus dos coaliciones y la situación del Frente Amplio. Y la segunda capa, que es más profunda, dice relación con que es un Presidente debilitado porque está habitando una institución que ya estaba muy degradada. Inevitablemente, eso lo afecta.
-¿Y esa degradación se gatilló ahora?
-No, absolutamente no. Esto no parte con Boric. Es una degradación de la institución presidencial que se viene arrastrando desde hace años. Es una falta de decoro que también es responsabilidad de quiénes han encarnado la Presidencia anteriormente.
-¿Por ejemplo…?
-En el caso de Piñera por el abordaje chabacano que le dio al rescate de los mineros. Eso dañó el prestigio de la institución presidencial. Lo mismo pasó con la ex Presidenta Michelle Bachelet con el caso Caval. Ese tipo de cosas debilitaron profundamente el cargo y en un sistema presidencialista como el nuestro, eso no es menor.
El derrumbe del FA
-La crisis en el Frente Amplio, ¿de qué manera arrastra al Presidente Boric? ¿Absorbe su capital político?
-Sigo pensando que lo mejor de este gobierno es el Presidente Gabriel Boric. El problema es que todos los días se saben nuevas cosas con el caso de los convenios que no sólo profundizan la crisis misma, sino que horadan cada vez más al Presidente.
-¿Porque fracturó la línea de flotación de su gobierno?
-Claro. Pero aquí hay un problema político y moral. En un año y medio, se desatan dos crisis en el Frente Amplio. El caso de Karina Oliva en Comunes y ahora lo de los convenios en Revolución Democrática. La gente común no distingue entre uno y otro. Cree que el Frente Amplio es una sola cosa. Por lo tanto, lo que lo que se está desfondando aquí es el Frente Amplio. Y eso sí que es serio.
-¿Por qué?
-Porque el FA, como expresión de una nueva izquierda, se derrumba por una escala de valores que ellos mismos instalaron y que no pudieron cumplir. Y lo grave es que la derrota del FA coincide con el derrumbe que están teniendo todas las nuevas izquierdas en el mundo –Grecia, España por dar solo un par de ejemplos- y dan como resultado el avance de la extrema derecha. En Chile esa ola ya llegó.
-¿Pero ya se puede decir que esa nueva izquierda se derrumbó?
–Creo que está en ese proceso. Pero Boric ha demostrado, pragmáticamente, que cuando su izquierda no es suficiente, recurre a la vieja izquierda socialista.
La grieta
–El debate por los 50 años del golpe de Estado y de la salida de Patricio Fernández, ¿cristalizó diferencias profundas en las izquierdas?
-Efectivamente, y ése es el asunto más de fondo. El caso de Patricio Fernández expresa una situación de superficie, pero hay una situación más subterránea e importante: se hizo evidente que hay aproximaciones diferentes sobre el golpe de Estado.
-¿La salida de Fernández no es también una derrota para el Presidente?
–Lo pondría de otra forma. Su salida supone la derrota de una aproximación a las violaciones de los derechos humanos ocurridas en dictadura. La invitación era hablarle al 80% de los chilenos que no vivió el golpe ni los efectos más abyectos de la dictadura. Para lograrlo, el guión “Memoria, Democracia y Futuro” estaba orientado a conmemorar de un modo más universal, con el costo evidente de una pérdida de carga emocional. Lógicamente, a quienes no vivieron ese período no se les puede exigir la misma experiencia del dolor.
-¿Quizá eso es lo que violentó al PC y las agrupaciones de derechos humanos?
-Probablemente, y es una actitud que yo respeto, pero en que sólo le hablas a un mundo que es cada vez más pequeño. El cambio demográfico es tan cruel como inevitable. No se le puede pedir a todo un pueblo lo imposible: conmemorar como si el tiempo no transcurriera.
-Para ponerse un minuto en sus zapatos, ellos aún cargan con esa historia de muertes y torturas…
-Los socialistas también. No me gusta esa manera de poner las cosas. Los muertos no son sólo comunistas. Son de todos. Hay socialistas, miristas, mapucistas… Por lo tanto, eso no le da al PC ninguna superioridad moral respecto de otros mundos políticos que también tienen muertos en sus filas. Hay un dolor, un desgarro compartido.
-¿Se puede hacer también una lectura sobre la fuerza que tiene el PC en el gobierno ?
-El PC, no sé si de modo deliberado o inconsciente, se embarcó en una disputa por conquistar la hegemonía sobre aquel mundo predispuesto a reproducir la memoria y el dolor provocado por las violaciones a los Derechos Humanos, sin reparar en el cambio demográfico en curso. Se genera así una grieta entre la aproximación particularista y un enfoque más universalista entre las dos izquierdas viejas sobre nuestra última y común tragedia, el PC y el PS.
-¿Se abrió la grieta sobre el pasado o también sobre el presente?
-Las dos. Porque los casos de corrupción que estamos viendo marcan una segunda grieta. En este caso con Revolución Democrática y todo el Frente Amplio, reforzando la posibilidad inconfesable de un camino propio de cara a los próximos eventos eleccionarios: ¿2024 o 2025? No lo sé, pero hacia allá vamos. Ambas grietas estarán presentes y al alza durante todo lo que queda del mandato del Presidente Boric.
Foto: Juan Farías / La Tercera